Duración
1h30 - 6 paradas
Eça de Queirós llegó a Leiria a finales de julio de 1870, cuando le nombraron alcalde el municipio con tan solo 25 años.
Cuando llegó, Eça no solo fue recibido por las autoridades, sino también por los más curiosos, que quisieron ver de cerca a su nuevo alcalde.
Júlio Teles, su copista, le aconseja alojarse en la pensión situada en la Rua da Tipografia, n.º 13. Allí también se alojaban un cura, un médico, un deán de la catedral, un funcionario y el propietario de la farmacia, quienes, por la noche, se entretenían jugando a las cartas mientras Júlio Teles amenizaba la velada con su guitarra.
En aquel momento, Leiria era una ciudad pequeña de tres mil habitantes, chismosa, provinciana y pintoresca.
Sin embargo, fue la fuente de inspiración y el observatorio social que Eça necesitaba para su composición literaria, cuyo resultado fue la obra El crimen del Padre Amaro, que se desarrolla en distintos puntos de la ciudad de Leiria.
Inicio del recorrido: Plaza Rodrigues Lobo
Fin: Mirador (edificio de la comisaría de policía)
Itinerario: 6 paradas
1 – Plaza Rodrigues Lobo
2 – Iglesia de la Misericordia | Casa do Arco
3 – Travessa da Tipografia
4 – Largo da Sé
5 – Campanario
6 – Mirador
1. Plaza Rodrigues Lobo
La plaza principal de la ciudad se convirtió en su centro neurálgico a partir del siglo XII. Pasó a ser el centro de poder cuando, en tiempos de Juan I de Portugal (1423), se instalaron en ella el ayuntamiento y la picota. Aquí también se celebraba el mercado semanal, donde la población rural vendía sus excedentes.
Referencia en la obra:
«Eran casi las nueve y ya era completamente de noche. Las casas en torno a la plaza estaban ya adormecidas: de las tiendas situadas bajo la arcada salía la luz triste de los candiles de petróleo y en su interior se percibían figuras somnolientas empeñadas en seguir charlando en el mostrador.»
En la plaza aún existe el edificio del Ateneo, donde estaba la sede de la Asamblea Leiriense, de la cual Eça de Queirós fue socio. Allí iba a leer el periódico y a participar en tertulias.
2. Iglesia de la Misericordia | Casa do Arco
La Iglesia de la Misericordia es un templo en el que hay reminiscencias manieristas y barrocas, debido a las obras realizadas en el siglo XVIII. Fue declarado monumento de interés público en 2015.
Es el espacio urbano al que más veces se hace referencia (un total de 18) en toda la novela.
Referencia en la obra:
«[…] y de los muros de la Misericórdia salía incesantemente el agudo ulular de las lechuzas.»
La Rua dos Arcos da Misericórdia tenía dos arcos y esos deben de ser los que Eça de Queirós conoció.
Referencia en la obra:
«Al día siguiente, temprano, Amélia se dirigía desde la Rua da Misericórdia hacia la plaza cuando, junto al arco, João Eduardo le salió al paso.»
3. Travessa da Tipografia
Aquí se puede contemplar una placa conmemorativa del centenario de la estancia de Eça de Queirós en Leiria. La lápida, en la que está esculpido el rostro del escritor, está en la fachada del edificio donde se encontraba la pensión en la que vivió mientras fue alcalde.
Referencia en la obra:
«—¡Y aquí tiene usted su palacio! —dijo el canónigo, golpeando la aldaba de una puerta estrecha.»
«En el primer piso sobresalían dos balcones de hierro, de aspecto antiguo, con unas plantas de romero que se redondeaban contra las esquinas, metidas en macetas de madera; las ventanas de arriba, pequeñitas, tenían antepecho; y la pared, por sus irregularidades, recordaba una lata abollada.»
4. Largo da Sé
La Sé Catedral de Leiria es de estilo manierista y empezó a construirse en 1559. Tiene planta de cruz latina, tres naves y cabecera tripartita. Además, cuenta con un claustro de tres galerías adosado a la cabecera. El campanario, construido en la zona de las Portas do Sol (o Sul) de la villa amurallada, es independiente de la catedral.
La Sé Catedral fue declarada monumento nacional en 2014.
Referencia en la obra:
«Regresaron a la ventana y se divirtieron mucho espiando al alcalde del municipio, quien, desde detrás del ventanal de su despacho, enamoraba con el binóculo a la mujer del sastre Teles. ¡Ay, era un escándalo! ¡Nunca había habido en Leiria autoridades así!»
«[…] Lo que la asustaba [a Amélia] era el Largo de la Catedral, sobre el que Amparo la de la botica, cosiendo tras de la ventana, ejercía una vigilancia incesante. Se encogía entonces en su manteleta e, inclinando el quitasol sobre el rostro, entraba finalmente en la Catedral, siempre con el pie derecho.»
5. Campanario
De estilo barroco, se construyó después del terremoto de 1755 sobre una de las antiguas torres medievales de las Portas do Sol que señalaban la entrada a la antigua villa medieval y daban acceso al castillo. Se edificó lejos de la catedral para que las campanas pudiesen oírse en el distrito más lejano, Arrabalde.
Al lado se construyó la Casa do Sinero (casa del campanero), que fue fuente de inspiración para Eça. No obstante, en su obra, el campanario y la casa del campanero no están separadas de la catedral.
Es precisamente allí, en la casa del campanero, donde tienen lugar los encuentros amorosos secretos entre los dos personajes protagonistas con la excusa de visitar una enferma.
Referencia en la obra:
«Se encontraban todas las semanas, una o dos veces, de modo que sus visitas caritativas a la paralítica completasen al final de mes el número simbólico de siete […]. Las vísperas, el padre Amaro avisaba al tío Esguelhas, que dejaba la puerta de la calle sólo arrimada, después de haber barrido toda la casa y preparado la habitación para la plática del señor párroco.»
«Pero si al entrar en la casa del campanero no lo encontraba, iba inmediatamente, sin detenerse junto a la cama de la Totó, a apostarse en la ventana de la cocina para vigilar la puerta maciza de la sacristía cuyas planchas negras de hierro conocía ya una por una.»
6. Mirador
Desde aquí se pueden apreciar unas fantásticas vistas de la ciudad y se divisan otros espacios, como la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación y la zona de Marachão.
Referencia en la obra:
«Hablaron de los hermosos paisajes de Leiria, de las buenas vistas: a doña Josefa le gustaba mucho el paseo junto al río; hasta había oído decir que ni en Lisboa había cosa igual. Doña Joaquina Gansoso prefería la iglesia de la Encarnação, en la parte alta.»